martes, 7 de febrero de 2012

Fray Perera. El Guardián del Códice

Es un fraile franciscano que trabaja en la biblioteca-archivo del obispado de Girona, al que Raquel conoce después de que en Urgell, Albert Puig, le indicara que era la persona a quien debía preguntar.

Tras deambular por distintas instalaciones eclesiásticas, Raquel, consigue dar en él en la biblioteca del palacio episcopal. Un nombre mayor, tal vez con más de ochenta años a sus espaldas, algo encorvado, de pelo blanco en barba y lo poco que aún le quedaba poblando en su cabellera, de rostro afable, y todo ello embutido dentro del típico habito marrón, como en tela de saco, con caperuza con esclavina a la espalda, y cordón de cuerda de cáñamo a la cintura, que tras anudado en ésta, colgaba, con tres nudos adicionales en sí mismo, hasta un poco más abajo de las rodillas, estampa que podría ser la de cualquier otro franciscano, aunque en este caso era la suya y no otra.

Fray Perera parece ser único y último conocedor de la existencia de El Códice Negro, y también de su autentica naturaleza, por lo que tras escuchar atentamente a Raquel, cosa inesperada para ella, pues todo el mundo en el edificio le había dicho que estaba loco, le insistió en que no buscara ese antiguo texto, y volviera a sus ocupaciones habituales.

Raquel hará caso omiso a estos avisos, y días más tarde se volverá a encontrar con el franciscano, para que esta vez, sí, le cuente toda la verdad sobre el manuscrito, tras haberlo encontrado y traducido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario