lunes, 16 de julio de 2012
domingo, 1 de julio de 2012
Mancusos: la moneda que nadie vio
Los mancusos, o los hechos manos, son una moneda pseudomitológica pues se supone que existieron, pero básicamente se trata de suposiciones, pues son referencias que aparecen en distintos textos medievales en los que de asegura su existencia, cosa, ya de por sí, pintoresca.
El mancuso era una moneda hecha con una aleación de oro, de plata, o de oro y plata, que se mezclaba a mano y se “tallaba” a mano, de ahí su nombre. La cantidad de metales preciosos no solía superar nunca los 2 gramos, y en función de la proporción de estos tenía uno u otro valor en relación con otras unidades monetarias, como las marcas, los sueldos o las onzas, cuya equivalencia de los primeros con estas otras podía ir unas pocas unidades a varios miles.
Su supone que el mancuso fue una moneda utilizada desde el siglo IX hasta el siglo XII en buena parte de la cristiandad, aunque solo hay referencias de los mancusos anglosajones, francos, catalanes y aragoneses, siendo de estos últimos de los únicos que se conservan unos pocos ejemplares, aunque se supone que los de Aragón nunca fueron moneda “de curso legal”, sino que se empleaban para pagar el impuesto papal que, como buenos cristianos, sus reyes debían enviar cada año a Roma.
Estos ejemplares aragoneses fueron encontrados en excavaciones arqueológicas en Siria y Turquía, lo que sugiere que, aunque en Aragón nunca fueron moneda legal, los papas sí los emplearon como moneda para sus pagos durante Las Cruzadas en Tierra Santa.
Debiéndose la escasez de ejemplares a que en aquella época y en aquellas tierras, las monedas conforme pasaban de manos y cambiaban de fe, eran de nuevo fundidas, bien para extraer los metales preciosos libres del resto de elementos de la aleación, o bien para volverlas a acuñar sin los símbolos de su religión de origen.
En definitiva que algún mancuso aparece en El Códice Negro, pero tan escaso y solitario como parece que fueron los auténticos, si alguna vez llegaron a existir.
Por cierto, partir del siglo XII los mancusos fueron sustituidos por otras monedas de las que sin hay una amplia y fehaciente constancia: los maravedís.
Información sobre la imagen:
La fotografía que ilustra este artículo está extraído de la entrada que aparece en la Wikipedia sobre esta misma temática.
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El mancuso era una moneda hecha con una aleación de oro, de plata, o de oro y plata, que se mezclaba a mano y se “tallaba” a mano, de ahí su nombre. La cantidad de metales preciosos no solía superar nunca los 2 gramos, y en función de la proporción de estos tenía uno u otro valor en relación con otras unidades monetarias, como las marcas, los sueldos o las onzas, cuya equivalencia de los primeros con estas otras podía ir unas pocas unidades a varios miles.
Su supone que el mancuso fue una moneda utilizada desde el siglo IX hasta el siglo XII en buena parte de la cristiandad, aunque solo hay referencias de los mancusos anglosajones, francos, catalanes y aragoneses, siendo de estos últimos de los únicos que se conservan unos pocos ejemplares, aunque se supone que los de Aragón nunca fueron moneda “de curso legal”, sino que se empleaban para pagar el impuesto papal que, como buenos cristianos, sus reyes debían enviar cada año a Roma.
Estos ejemplares aragoneses fueron encontrados en excavaciones arqueológicas en Siria y Turquía, lo que sugiere que, aunque en Aragón nunca fueron moneda legal, los papas sí los emplearon como moneda para sus pagos durante Las Cruzadas en Tierra Santa.
Debiéndose la escasez de ejemplares a que en aquella época y en aquellas tierras, las monedas conforme pasaban de manos y cambiaban de fe, eran de nuevo fundidas, bien para extraer los metales preciosos libres del resto de elementos de la aleación, o bien para volverlas a acuñar sin los símbolos de su religión de origen.
En definitiva que algún mancuso aparece en El Códice Negro, pero tan escaso y solitario como parece que fueron los auténticos, si alguna vez llegaron a existir.
Por cierto, partir del siglo XII los mancusos fueron sustituidos por otras monedas de las que sin hay una amplia y fehaciente constancia: los maravedís.
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