Lanzarote al saberse descubierto comenzó a gritar aterrado y despavorido: “¡¡El rey, sin espada; la tierra, sin rey!!!”
Estos últimos días todo el mundo anda como pollo sin cabeza, de aquí para allá, con una única cantinela: elecciones el 10 de noviembre, las cuartas elecciones en cuatro años, dos elecciones en el mismo año, todo un año sin gobierno, y un largo etcétera de frases similares, lo cual me ha recordado a una escena de la película Excalibur de John Boorman.Concretamente la secuencia en la que la reina Ginebra y Lazarote yacen en el suelo, en el campo, tras una noche apasionada, en la que a Arturo le dolió mucho la cabeza sin saber porque, ya que durante la cena sólo bebió agua. A la mañana siguiente, el rey, llevado por el insomnio provocado por la migraña, salió a dar un borneo mañanero ¿y qué se encontró en mitad del campo? La explicación del porque le costó trabajo ponerse el yelmo de la armadura: a su amada esposa, Ginebra, y a su mejor amigo y más valeroso caballero, Lanzarote, acurrucados en sospechosa aptitud. A lo que Arturo respondió dejando clavada su espada Excabilur entre ambos. Al despertar a la reina le entró un repentino decoro y sensación de vergüenza, y Lanzarote al saberse descubierto, y por la espada conocer el cabreo de su ex amigo, comenzó a gritar aterrado y despavorido: “¡¡El rey, sin espada; la tierra, sin rey!!!”
...y así parece que está el personal en España, despavorido y aterrado a voz en grito “¡¡El rey, sin espada; la tierra, sin rey!!!”, aunque sin el festín lúdico-carnal previo a esas exclamaciones de la exposición anterior.
Aunque seguro que la pregunta en este momento es otra ¿qué hace un comentario supuestamente político en este blog literario? Sencillo ¿te gustan las historias en las que hay espadas clavas en piedras?
Si tu respuesta es afirmativa, entonces te puede resultar interesante pasar de la política pasando unos buenos ratos leyendo El Códice Negro, ya que en él encontrarás más de una espada en una piedra clava (o eso dicen). Ah, y si ese detalle no te llama mucho la atención, hay muchas más cosas interesantes en El Códice…