Nieto de Wifredo el Velloso e hijo de Oliba Cabreta, fue conde Berga, Besalú y los territorios anexos a estos dos condados, aunque a principios de siglo X renunció a estas posesiones para ingresar como novicio en el monasterio benedictino de Santa Maria de Ripoll, y con ello sus tíos Wifredo y Bernardo pasaron a ser condes, el primero de Berga y el segundo de Besalú.
Fue en esta nueva dedicación donde consiguió el reconocimiento “universal”. Llego a ser abad, o abat, de Santa María y con ello también de Montserrat, de San Martín del Canigó, de San Miguel de Fluviá, de San Miguel de Cuixá, además de ser nombrando obispo de Vich, lo que le proporcionó competencias militares al encomendársele la Marca de la Segarra.
Como abad de Santa Maria de Ripoll expandió la influencia de este monasterio hasta los ya mencionados, a unos por creación directa y a otros por haber sido elegido para ostentar el poder “político” en ellos; además en Ripoll llevó a efecto las obras de ampliación más importantes que desde su creación tuvo ese monasterio, al que también dotó de una de las bibliotecas más importantes de su época.
En el contexto internacional también fue relevante la influencia del abad de Santa María de Ripoll, Oliba Cabreta y Ermengarda, al ser uno de los impulsores de las asambleas sinodales entre diócesis a ambos lados de los Pirineos; mantuvo estrechas relaciones con Sancho III de Navarra; y en cuestiones interhispánicas llegó a ser considerado como el Canciller de los Condados Catalanes, al representar a estos ante el resto de Cortes reales.
En El Códice Negro el abad Oliba aparece cuando fray Segundo envía a Leodovico a Santa María, en busca de un remedio elaborado a base de angélica, para los males que acucian a doña Àgnes. Cuando el juglar llega al monasterio desconoce que Oliba es sobrino de Wifredo, pero al saber el abad de la llegada de un mensajero de Berga decide conversar con él ampliamente mientras es preparado el remedio. Esta visita coincide con la finalización de las obras de ampliación del cenobio, que tiene lugar en 1035.
Además Oliba también aparece en El Códice Negro, de forma indirecta, referenciado en diversas conversaciones de algunos personajes, como persona relevante, y a tener en cuenta su influencia, sobre algunas de las decisiones que estos personajes pretenden adoptar.
Información de la fotografía:
La fotografía que ilustra este artículo está extraída de la entrada dedicada en Wikipedia a este personaje, el abad Oliba.
Nota. Hay autores de señalan que Wifredo y Bernardo eran hermanos mayores de Oliba, y que fueron condes cuando él renunció y paso a ser novicio de Santa María, pero esta afirmación se debería considerar como errónea, ya que teniendo en cuenta que los títulos nobiliarios, y las herencias en los condados, eran para el primogénito, él no podría haber sido conde, pues le habría correspondido al mayor de todos los hermanos. En consecuencia, al renunciar Oliba a ser conde y no haber más hermanos, el titulo volvió de nuevo a su padre y de éste pasó a sus tíos, que eran la continuidad natural de la línea de sangre.
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sábado, 12 de mayo de 2012
Oliba Cabreta y Ermengarda
Abad de los monjes de Santa María
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jueves, 19 de enero de 2012
Angélica. La hierba del Espíritu Santo
La angélica archangelica fue cultivada durante la Edad Media en todos los monasterios y conventos de Europa, pues se la consideraba como el único remedio efectivo para curar la peste, además de protectora contra los malos espíritus y la brujería.
Dadas estas cualidades, prácticamente milagrosas, pasó a emplearse habitualmente para todo tipo de males y dolencias, como problemas digestivos, ansiedad, cicatrizante, analgésico, para tener un buen embarazo, las jaquecas, el asma, el insomnio, el reuma, etc. Era “La Hierba del Espíritu Santo”, entregada por San Gabriel a un monje benedictino, y en consecuencia lo podía curar todo, lo curaba todo.
De la Angélica se empleaban principalmente las hojas y las semillas, aunque para algunos usos también la raíz, en forma de infusiones, tónicos, hervidas, en aceite o en forma de pomadas o ungüentos, según la afección a tratar.
En El Códice Negro esta hierba aparece como remedio de los males que padece doña Agnès cuando, en confesión, al exponer una serie de temores a fray Segundo, quien encomienda a Leodovico llevar un mensaje a Santa María de Ripoll para ser entregado a Oliba, sobrino de aquella, en el que se indica la supuesta dolencia y se solicita un remedio, que como no, iba a estar desarrollado a base de Angélica archangelica.
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Dadas estas cualidades, prácticamente milagrosas, pasó a emplearse habitualmente para todo tipo de males y dolencias, como problemas digestivos, ansiedad, cicatrizante, analgésico, para tener un buen embarazo, las jaquecas, el asma, el insomnio, el reuma, etc. Era “La Hierba del Espíritu Santo”, entregada por San Gabriel a un monje benedictino, y en consecuencia lo podía curar todo, lo curaba todo.
De la Angélica se empleaban principalmente las hojas y las semillas, aunque para algunos usos también la raíz, en forma de infusiones, tónicos, hervidas, en aceite o en forma de pomadas o ungüentos, según la afección a tratar.
En El Códice Negro esta hierba aparece como remedio de los males que padece doña Agnès cuando, en confesión, al exponer una serie de temores a fray Segundo, quien encomienda a Leodovico llevar un mensaje a Santa María de Ripoll para ser entregado a Oliba, sobrino de aquella, en el que se indica la supuesta dolencia y se solicita un remedio, que como no, iba a estar desarrollado a base de Angélica archangelica.
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