Una visión diferente de los tres hermanos reyes que dominaron la Península Ibérica en el siglo XI
El 18 de diciembre se estrenó en Amazon “El Cid”, una serie en la que se cuentan la vida, hazañas, tal vez también las miserias, y no se si los “milagros”, de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, héroe casi mítico de la Reconquista, que en el siglo XI estuvo al servicio de Fernando I de León, Sancho II de Castilla y Alfonso VI de Castilla entre otros monarcas cristianos y moros.En serie de Amazon aparecen el ya mencionado Fernando I, y sus hijos, entre los que destaca Sancho al ser el heredero al trono; también se presentar a Ramiro I de Aragón, hermano de Fernando; y se nombra a García rey de Navarra, aunque ya no acto de presencia ya que falleció en 1054 a manos de su hermano rey de León, en la batalla de Atapuerca. Los tres eran hijos de Sancho Garcés III rey de Navarra. Y cuarto que tuvo menos repercusión en la historia, Gonzalo, que fue conde de Ribagorza y Sobrarbe, vasallo de su hermano Ramiro.
Sancho III, además de rey navarro, era soberano de las tierras de Aragón, por entonces condado; titular del condado de Castilla por vía matrimonial; y monarca de León por conquista al derrotar al último rey de estirpe asturiana, Bermudo III.
El Cid no está en El Códice Negro pero sí sus reyes
Pues bien, todos estos personales también aparecen en El Códice Negro, que desarrolla casi 30 años antes que la historia que se cuenta en la serie de Amazon “El Cid” en su primera temporada, en el año 1035. Año del fallecimiento de Sancho III El Mayor, de la creación del Reino de Aragón con su primer, rey Ramiro I; de la independencia de Castilla, de la mano de Fernando; y de la coronación de García en Pamplona. Es decir, aunque no aparece el Cid, con la muerte del rey Sancho y la proclamación de sus hijos, comienza la historia. El origen.Si te ha gustado El Cid de Amazon entonces El Códice Negro es tu siguiente aventura, y si no te ha gustado la serie, en ese caso en esta novela tienes una nueva historia que tal vez consiga quitarte el regusto que te haya dejado lo visto en televisión. ¿Te lo vas a perder?
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