lunes, 12 de marzo de 2012

Doña Agnès de Carcassonne
La esposa del conde Wifredo de Berga

Doña Agnés es la segunda esposa del conde Wifredo de Berga, es más joven que él, y posee una deslumbrante belleza acrecentada por su larga cabellera rojiza, envuelta en unas sinuosas curvas que rivalizan con las de cualquier escultural y pétrea modelo clásica.

El matrimonio de Agnès con Wifredo lo ha sido por conveniencia, dentro de los pactos de familia que forjaban alianzas a ambos lados de los Pirineos, y por este motivo ella sabe que su papel no solo es acompañar a su esposo a los oficios religiosos y actos oficiales, o bordar estandartes para ofrecer a la tropa en sus regresos victoriosos de las campañas en la frontera.

Agnés sabe que la suya es una misión de Estado, no está en Berga por amor sino por una alianza política, y cuando la situación lo requiera, para mantener el orden de las cosas, ante conjuras o conspiraciones contra su esposo, no duda en meter al enemigo en su lecho y aplacar sus ánimos beligerantes con la lujuria de la carne; o bien rebanarle el cuello daga en mano, arma con la que tiene una gran destreza.

Como correspondía a una dama de su condición, su padre el señor de Carcassonne, desde bien pequeña y hasta que fue entregada al conde de Berga, la internó en un convento en las proximidades de París, para que fuera educada como debía. Allí fue instruida en artes y letras, como correspondía a su condición, y por deseo expreso de su padre, ya que su destino era el que era desde su nacimiento, tan solo faltaba conocer el señor que con ella se desposaría; también recibió saber en política, religión y el manejo de las armas.

Leodovico, tras un breve intercambio dialectico, creyó que procedía del norte de las tierras de los francos, por su acento al hablar le pareció que era de allí, pues como buen trotamundos procedente de ultramontes conocía bastante bien las distintas hablas de aquellos territorios. Pese a este suave acercamiento inicial, la relación de Agnès con el juglar fue tensa.


Información de la fotografía:

Tomada el 19 de agosto de 2007, a las 13:19, en el Castillo de Loarre – Huesca, con una cámara Canon EOS 40D, longitud focal de 28mm, velocidad en 1/3.3 seg, F 3.5 y ISO 1600.



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