sábado, 25 de febrero de 2012

La regla benedictina o el famoso “ora et labora”

La regla benedictina es la espina dorsal de la Orden de San Benito, fundada en el siglo VI por San Benito de Nursia. Fue la primera orden religiosa y sus fundamentos se mantuvieron inalterables hasta el siglo X en que se produjo la primera de sus reformas, la del Cluny. Y un siglo más tarde tuvo lugar otra gran reforma que sigue vigente hasta hoy, la Cisterciense.

La esencia la regla benedictina es el Ora et Labora, o lo que el mismo: Oración y Trabajo. Pero esta no es la única norma de la regla, pues esta es bastante más extensa y alcanza diversos ámbitos de la existencia. A saber:

Regula Sancti Benedicti
  • Capítulo I: De los diversos géneros de monjes.
  • Capítulo II: De cuál debe ser el abad.
  • Capítulo III: De cómo los monjes han de ser llamados a Consejo.
  • Capítulo IV: De los instrumentos de las buenas obras.
  • Capítulo V: De la obediencia.
  • Capítulo VI: Del silencio.
  • Capítulo VII: De la humildad.
  • Capítulo VIII: De los oficios divinos por la noche.
  • Capítulo IX: Cuántos salmos se han de decir en la hora de la noche.
  • Capítulo X: Cómo debe celebrarse el oficio nocturno en tiempo de estío.
  • Capítulo XI: Cómo se han de decir las Vigilias en los domingos.
  • Capítulo XII: Cómo se han de celebrar Laudes.
  • Capítulo XIII: Cómo se han de celebrar las Laudes en días feriales.
  • Capítulo XIV: Cómo han de celebrarse las viligias en las fiestas de los santos.
  • Capítulo XV: En qué tiempo se ha de decir Aleluya.
  • Capítulo XVI: Cómo se han de celebrar los oficios divinos durante el día.
  • Capítulo XVII: Cuántos salmos se han de decir cada hora del día.
  • Capítulo XVIII: Con qué orden se han de decir los salmos.
  • Capítulo XIX: Del modo del que se han de cantar.
  • Capítulo XX: De la reverencia en la oración.
  • Capítulo XXI: De los decanos del monasterio.
  • Capítulo XXII Cómo se han de dormir los monjes.
  • Capítulo XXIII: De la excomunión por las culpas.
  • Capítulo XXIV: Qué modo se ha de guardar en la excomunión.
  • Capítulo XXV: De las culpas más graves.
  • Capítulo XXVI: De los que sin orden del abad se juntan con los excomulgados.
  • Capítulo XXVII: De la solicitud con la que debe cuidar el abad de los excomulgados.
  • Capítulo XXVIII: De los que muchas veces corregidos no se enmiendan.
  • Capítulo XXIX: Si deben volverse a recibir a los monjes que han salido del monasterio.
  • Capítulo XXX: Cómo han de ser corregidos los de menor edad.
  • Capítulo XXXI: Del mayordomo del monasterio.
  • Capítulo XXXII: De las herramientas y demás del monasterio.
  • Capítulo XXXIII: Si deben los monjes tener alguna cosa propia.
  • Capítulo XXXIV: Si todos deben recibir igualmente lo necesario.
  • Capítulo XXXV: De los semaneros de cocina.
  • Capítulo XXXVI: De los monjes enfermos.
  • Capítulo XXXVII: De los viejos y de los niños.
  • Capítulo XXXVIII: Del lector semanero.
  • Capítulo XXXIX: De la tasa de la comida.
  • Capítulo XL: De la tasa de la bebida.
  • Capítulo XLI: A qué horas deben comer los monjes.
  • Capítulo XLII: Que nadie hable después de completas.
  • Capítulo XLIII: De los que llegan tarde al Oficio Divino o al Refectorio.
  • Capítulo XLIV: Cómo han de satisfacer los excomulgados.
  • Capítulo XLV: De los que yerran en el coro.
  • Capítulo XLVI: De los que caen en otras cualesquiera faltas.
  • Capítulo XLVII: Del que ha de hacer señal para el Oficio Divino.
  • Capítulo XLVIII: Del trabajo de manos.
  • Capítulo XLIX: De la observancia de la Cuaresma.
  • Capítulo L: De los monjes que trabajan lejos del monasterio o van de camino.
  • Capítulo LI: De los monjes que no van muy lejos.
  • Capítulo LII: Del oratorio del monasterio.
  • Capítulo LIII: Cómo se han de recibir a los huéspedes.
  • Capítulo LIV: Que no debe el monje recibir cartas ni presentes.
  • Capítulo LV: Del vestido y calzado de los monjes.
  • Capítulo LVI: De la mesa del Abad.
  • Capítulo LVII: De los artifices del monasterio.
  • Capítulo LVIII: Del modo de recibir a los novicios.
  • Capítulo LIX: Del modo de recibir los niños, así de nobles como de pobres.
  • Capítulo LX: De los sacerdotes que quisieren ser monjes.
  • Capítulo LXI: Cómo han de ser recibidos los monjes extranjeros.
  • Capítulo LXII: De los sacerdotes del monasterio.
  • Capítulo LXIII: Del orden de la comunidad.
  • Capítulo LXIV: De la elección del abad.
  • Capítulo LXV: Del prior del monasterio.
  • Capítulo LXVI: Del portero del monasterio.
  • Capítulo LXVII: De los monjes que van de camino.
  • Capítulo LXVIII: Qué deben hacer los monjes si les mandan cosas imposibles.
  • Capítulo LXIX: Que ninguno se atreva en el monasterio a defender a otro.
  • Capítulo LXX: Que ninguno se atreva a castigar a otro.
  • Capítulo LXXI: Que los monjes se obedezcan unos a otros.
  • Capítulo LXXII: Del buen celo que deben tener los monjes.
  • Capítulo LXXIII: Que no se incluye en esta Regla la práctica de todas las virtudes.

En El Códice Negro la Regla Benedictina es seguida por Fray Segundo, el fraile encargado de la Capítuloilla de San Ferrán en el Castillo de las Arenas, también Oliba, abad de Santa Maria de Ripoll por ser éste un monasterio de la orden. Leodovico es otro de los personajes que la conocen, y así mismo tiene referencia de los cambios introducidos en ella por San Benito de Aniano, como hace notar en una conversación con el ya referido abad, durante su vista al monasterio en busca de un remedio encargado por Fray Segundo para los males de doña Agnès.



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