domingo, 26 de agosto de 2012

Castellfollit de la Roca. El mirador de basalto a los volcanes de la Garrotxa


Castellfollit de la Roca es una localidad de provincia de Girona y próxima a la ciudad de Olot. Se caracteriza por el acantilado basáltico sobre el que se asienta, de más de 1.000 metros de longitud y más 50 metros de profundidad, a cuyos pies discurren los ríos Fluvià y Toronell, entre abundante vegetación.

En el filo del acantilado, al principio de todo, al borde del precipicio, se levanta la iglesia y tras ella todo lo demás, el resto del pueblo, una hilera de casas grisáceas por la piedra de su construcción, de 2 y 3 plantas salpicadas de “machas” oscuras, las ventanas

Además de lo ya dicho, Castellfullit de la Roca es la entrada al Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, el conjunto volcánico más importante de la Península Ibérica, tan solo superado en España por el conjunto de Timanfaya en Lanzarote.

En El Códice Negro aparece Castellfollit de la Roca por su proximidad a Les Preses, apenas 12km, y a que en esta localidad Xavier Rivas tiene un amigo dueño de un restaurante, al que hace tiempo que no ve y aprovecha la estancia con Raquel para visitarlo y cenar en su local durante un descanso en la traducción el códice.

En el restaurante, un viejo caserón restaurado, Pere, el dueño y cuyos abuelos son y viven en Cehegín, les da una mesa junto a una ventana al filo del acantilado, para que tengan unas vistas impresionantes en los que él considera una velada romántica.

El dueño de Casa Pere, adema de estupendo y creativo cocinero, estudio y se licenció en Historia, como Rivas, de ahí su amistad, pero en lugar de dedicarse a ella como su amigo, se enamoró de Castellfollit y dado su “don de gentes” decidió dejar la historia en un hobby y dedicase de lleno a las viandas.

Información fotografía:
Detalle de Castellfollit de la Roca, cortado del acantilado basáltico
Cámara Pentax 50mm 1/400s f3.1 0.00 ev ISO 100 



jueves, 23 de agosto de 2012

La Mano de Fátima, de Ildefonso Falcones, un espejo donde se refleja la actualidad

En estas fechas estivales ando con manos y ojo metidos en un abultado y sabroso texto del Ildefonso Falcones, como ya he dicho al principio, La Mano de Fátima, una historia que comienza en la Rebelión de las Alpujarras encabezada por Abén Humeya y sofocada por don Juan de Austria, el marqués de Mondejar y el marqués de los Vélez en tiempos de Felipe II.

Aunque lo que hoy me hace traer ese texto aquí, no por cuestiones estrictamente literarias y gustosísticas, sino por la actual actualidad y candente, que me ha hecho copiar un fragmento del texto para pegarlo aquí, y sé que el autor se dedica a la abogacía, con lo que si quiere que lo retire solo tiene que decírmelo.

Avanzada la cuarta centuria de páginas aparece:

“…Ya desde la época del emperador Carlos I, las finanzas de la monarquía se hallaban siempre en quiebra. Hacía cinco años que el reino había suspendido sus pagos; ni siquiera las inmensas fortunas en plata y oro que arribaban del Nuevo Mundo llegaban a cubrir los gastos de los ejércitos españoles, a los que se sumaban los descomunales costes de la lujosa corte borgoñona, cuyo protocolo había adoptado el emperador. España disponía de considerables materias primas de las que no se obtenía el debido provecho: la apreciada lana de oveja merina castellana se vendía sin manufacturar a comerciantes extranjeros, quienes la transformaban en paños que después revendían en España por diez o veinte veces el valor de coste que habían pagado. Lo mismo sucedía con el hierro, la seda y otras muchas materias primas; y el oro, por las guerras o el comercio, salía de España a espuertas. Los intereses que pagaba el rey a sus banqueros superaban el cuarenta por ciento, y las bulas e indulgencias que se vendían y con las que se financiaban tanto Roma como España no eran suficientes. Hidalgos, clero y numerosas ciudades no pechaban con los impuestos y todo el coste fiscal recaía en el campo, en los trabajadores y en los artesanos, lo que los empobrecía aún más e impedía el desarrollo del comercio, en un círculo vicioso de difícil solución…”

Un recorte que casi parece estar sacado de cualquier periódico de hoy, deuda, intereses, quiebra… del Estado; y nobles, militares, clero… todos sobre las espaldas de los pobres currantes; y recursos infrautilizados y malvendidos para después recomprarlos ya manufacturados…; y la Corte…

La Historia, la que se escribe con mayúsculas, tiene la costumbre de repetirse, y aquí estamos, casi seis siglos después, en casi las mismas circunstancias y situaciones ¡Qué poco hemos cambiado!.

Bueno, cuando termine La Mano de Fátima, para lo que no falta mucho, pues está interesantísima, ya contaré más, específicamente de ella.