lunes, 29 de abril de 2013

Uso militar de las oraciones en la Edad Media

Durante la Edad Media la religión estaba presente en prácticamente casi todos los órdenes de la vida, en Europa y los territorios influenciados por ésta, y la guerra, por supuesto, no era una excepción: Ordenes de monjes guerreros, justas con el nombre de Dios por delante, Las Cruzadas, La Reconquista… la propia espada cristina no dejaba de ser una cruz.

En ese contexto, las concentraciones de tropas previas a batallas importantes, o durante los asedios a ciudades y castillos, siempre tenían presente lo religioso, con capillas, altares, actos de fe, promesas, oficios y procesiones constantes, para infundir valor y la promesa de otra vida para los caídos en el campo de batalla.

Aunque el tiempo de concentración antes de la batalla no fuera muy amplio, había una oración que nunca faltaba, siempre en los momentos previos a disponerse para la lucha, el Veni Creator Spiritus con el que se llamaba al Espíritu Santo. Una oración originaria del IX con la que durante centurias han comenzado las batallas de las huestes cristinas, y que a día de hoy se emplea al inicio de determinados actos solemnes.

Veni Creator Spiritus en latín

Veni Creator Spiritus,
Mentes tuorum visita,
Imple superna gratia,
Quae tu creasti, pectora.

Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
Fons vivus, ignis, caritas,
Et spiritalis unctio.

Tu septiformis munere,
Digitus Paternae dexterae,
Tu rite promissum Patris,
Sermone ditans guttura.

Accende lumen sensibus,
Infunde amorem cordibus,
Infirma nostri corporis,
Virtute firmans perpeti.

Hostem repellas longius,
Pacemque dones protinus;
Ductore sic te praevio,
Vitemus omne noxium.

Per te sciamus da Patrem
Noscamus atque Filium;
Teque utriusque Spiritum
Credamus omni tempore.

Deo Patri sit gloria,
Et Filio, qui a mortuis
Surrexit, ac Paraclito
In saeculorum saecula.

Amen.



En El Códice Negro aparece el Veni Creator Spiritus cuando, ya a escasos centenares de metros para su destino, las tropas de Wifredo se encuentran con las de la coalición formada por su sobrino Guillermo, el obispo Armengol, Berenguer de Osona y el embajador de Manresa, que les cierran el paso. Y como era costumbre, antes la batalla decisiva, proceden a la invocación en conjunto del Espíritu Santo.




1 comentario:

  1. Yo creía que era un texto heredado de los romanos, cuando antes de entrar al combate ofrecían sus vidas al dios de la guerra...pero no se...

    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

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